Los estudios revelaron que en mujeres que fueron maltratadas los niveles de las hormona oxitocina se incrementaba un 16% y esta hormona además al ser la encargada de mantener las relaciones sexuales sanas hace que la víctima no sea capaz de dejar a su agresor y provoca en ella una menor capacidad para poder responder a la agresión.
Esto puede ser una gran paso para luchar contra el maltrato detectando con un análisis más casos de los muchos que no se llegan a conocer y además si se consigue regular el estado hormonal de las víctimas se puede llegar a prevenir en mayor medida la violencia de género.
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